miércoles, 27 de mayo de 2009

Intro

¡Ah! Filosofía, jurisprudencia, medicina y hasta teología, todo lo he profundizado con más y más entusiasmo y ¡aquí estoy, pobre loco, tan sabio como antes! Es verdad que tengo el título de maestro, doctor, y que aquí, allá y en todo lugar cuento con incontables discípulos que dirijo a capricho; pero no lo es menos que nada logramos saber. Esto es lo que me lastima en lo más hondo. No obstante, sé más que todos cuantos necios, doctores, maestros, clérigos y religiosos se conocen: ningún escrúpulo ni duda me atormentan; nada temo de todo lo que causa espanto a los demás; pero debido a esto mismo, no hay para mí esperanza ni gozo alguno. Siento que no sé nada bueno, ni puedo enseñar a los hombres algo que logre convertirlos o hacerlos mejores. No tengo bienes, dinero, honra ni crédito en el mundo; ni un perro podría tener una vida con estas condiciones; por ello no he tenido más recurso que entregarme a la magia. FAUSTO (J.W. GOETHE)

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